lunes, 4 de enero de 2010

Los colores de la araña Pavo Real

Carlos Dan/ojocientifico.com

Poco tienen que ver una araña con un pavo real, hasta que el talento nominativo del ser humano las reúne en el nombre de una especie. Es el caso de la Araña Pavo Real , conocida también como Moratus vilans, la cual cuenta con atributos visuales que la destacan de sus demás compañeras.

Esta araña cuenta con dos solapas detrás de su cuerpo, las cuales juegan un papel fundamental en su ritual de apareamiento. Para atraer hembras, los machos las despliegan mostrando sus efusivos colores brillantes (naranjas, amarillos, verdes y azules) para llamar la atención.

Este atributo contrasta notablemente con la imagen que tenemos de las arañas, marrones y monótonas. Esta es originaria de Australia, y con sólo cuatro milímetros de tamaño, resulta mucho más atractiva a la vista que cualquier tarántula de gran porte.


Las dos fotografías que apreciamos en este post son crédito del fotógrafo amateur Jurgen Otto de Sydney, quien las tomó en su casa y fueron publicadas por el Mail On Sunday.


Logran detener la luz durante 1.5 segundos

Ariel Palazzesi/neoteo.com
Todos quedamos sorprendidos cuando aprendemos que no existe nada que pueda viajar a una velocidad mayor a la de la luz. Desafiando el sentido común, y por más que pongamos toda la energía que se nos ocurra en ello, es imposible hacer que algo viaje a más de 300 mil kilómetros por segundo, la velocidad de la luz en el vacío. Sin embargo, un rayo de luz puede ir a menor velocidad que esa. Si el medio que atraviesa posee determinadas propiedades, la luz puede desplazarse a velocidades ligeramente menores. De hecho, ese fenómeno es el que explica los espejismos o la forma en que una cuchara semi sumergida en un vaso con agua parece quebrarse. Los materiales semitransparentes -como el agua o el plástico- pueden hacer que la luz “frene”, causando la refracción.


La luz puede desplazarse a velocidades diferentes, causando espejismos.

Llevando este concepto al extremo, en los últimos años varios científicos han logrado retardar la velocidad de la luz hasta llegar a detenerla por completo. En general, ha sido posible detener un rayo de luz por completo durante unas pocas millonésimas de segundo. Una vez “liberado”, el rayo continúa su camino como si nada hubiese pasado, conservando tanto su energía como su fase. En los últimos días, el equipo dirigido por Lene Hau ha logrado detener la luz durante un segundo y medio. A pesar que en nuestra escala temporal ese lapso de tiempo puede parecer pequeño, a escala atómica es prácticamente una eternidad. De hecho, este experimento ha sido catalogado por los físicos como un verdadero hito en la historia de la ciencia. Es muy posible que -luego de realizar varios experimentos más- este descubrimiento haga posibles ordenadores y sistemas de comunicación de datos mucho más rápidos y seguros que los disponibles actualmente.
El equipo de Hau trabaja en este tipo de proyectos desde hace años. En 2007 tuvieron sus cinco minutos de fama en los medios de todo el mundo al lograr que un rayo de luz “viajase” a solo 60 kilómetros por hora, al hacerlo pasar por un gas cuyo principal componente era sodio helado. Lejos de conformarse con ese éxito, los científicos siguieron investigando hasta dar con una sustancia capaz de detener por completo la luz. Para ello, enfriaron un gas atrapado magnéticamente en átomos de sodio hasta casi el cero absoluto, cerca de los -273 grados centígrados. Si bien en circunstancias normales este material es opaco a la luz, iluminándolo adecuadamente con un láser especial se vuelve lo suficientemente transparente como para ser atravesado por otro rayo láser. Los físicos llaman a este fenómeno “transparencia inducida por electromagnetismo. ” Lo que descubrió Lene Hau es que si el primer láser se apaga mientras que el segundo está atravesando el gas, este se detiene por completo, reanudando su viaje -intacto- cuando se lo vuelve a iluminar.


La luz se detiene, y luego continúa su viaje.

Una de las aplicaciones más interesantes de este fenómeno podría ser la construcción de memorias para los ordenadores cuánticos. Dado que tanto la energía de la luz como su fase se conservan, puede utilizarse cada rayo como un elemento de memoria. Obviamente, habrá que investigar durante años antes que de este descubrimiento pueda derivarse alguna aplicación práctica, pero el potencial que tiene dicho descubrimiento para la informática del futuro es enorme.