Un problema que ha atañido a disciplinas como la filosofía o la psicología es el del Yo. Esta construcción, derivada a partir de los estudios de Sigmund Freud, contiene muchísima significación existencial para el individuo, cuya naturaleza está desarrollada integralmente sobre ella.
Filosofías como el existencialismo o el esencialismo se han ocupado de ella, y desde luego que una gran parte de la teoría del psicoanálisis freudiano sienta sus bases sobre el concepto del Yo. ¿Pero por qué pensamos que nuestro Yo está dentro de nuestros cuerpos? Esta es la interrogante que ha impulsado a un grupo de científicos del Instituto Karolinska de Estocolmo a realizar un experimento de intercambio de cuerpos.
Valeria I. Petkova y H. Henrik Ehrsson del Karolinska han experimentado con voluntarios utilizando cascos de realidad virtual, para comprobar si lograban extraer su Yo del cuerpo de los mismos. Para ello los hicieron intercambiar su cuerpo con el de un maniquí, engañando al cerebro a través de los cascos de realidad virtual.
Así, los investigadores hicieron que los individuos creyeran que se transmutaban en el maniquí y sentían sus sensaciones, y cuando los científicos apuñalaron al maniquí, los voluntarios sufrieron pulso acelerado, aumento del sudor y de la conductividad de la piel, tal como si los estuvieran apuñalando a ellos mismos. Lo mismo hicieron con dos voluntarios, a quienes les hicieron sentir que intercambiaban cuerpos con el otro, y al darse la mano sintieron que se daban la mano a sí mismos.
Esto indica que el Yo es una mera construcción mental que se erige en base a la vista, y no tanto a través de lo que sienten los músculos, las articulaciones y la piel. A veces, siglos de filosofía pueden resumirse a un solo experimento, y con éxito. Este es un ejemplo de ello.
Fuente: http://www.ojocientifico.com
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